viernes, 6 de agosto de 2010

MAKANDAL: El profeta de la libertad


Por editor 20 de Septiembre de 2009 Levantamientos en Latinoamérica, Levantamientos en Nuestra América Mapa de América Central, el Caribe y Haití “Aquella tarde los esclavos regresaron a sus haciendas riendo. Mackandal había cumplido su promesa, permaneciendo en el reino de este mundo. Una vez más eran burlados los blancos por los Altos Poderes de la Otra Orilla”[1]. A mediados del siglo XVIII, la colonia francesa de Saint Domingue, la actual Haití, era la posesión ultramarina europea más rica del Nuevo Mundo. Con una extensión territorial muy pequeña, su enorme prosperidad se basaba fundamentalmente en dos factores centrales: la competitividad de sus materias primas de exportación y su sistema de trabajo esclavista. La Isla se especializaba en el cultivo y comercialización de café, índigo, algodón y añil, pero sin lugar a dudas, su producto más valioso era el azúcar, el cual se cotizaba a precios muy altos en el mercado europeo. Ya para esa fecha, Saint Domingue, con miles de plantaciones que tapizaban su montañoso paisaje, se había convertido una de las principales exportadora de azúcar del mundo. Sin embargo, ese boom económico hubiera sido imposible sino fuera por otro elemento clave, los miles y miles de africanos esclavizados que trabajaban hasta desfallecer, en las plantaciones modernas de sus “civilizados” amos europeos. La esclavitud, como sistema de explotación y de dominación, se encontraba en el centro del orden colonial, marcándolo y generando profundas inequidades, tanto económicas como raciales. En la cima de la sociedad se encontraban aproximadamente 14000, blancos europeos o criollos descendientes de franceses que habitaban la Isla. Estos conformaban una casta/clase dominante, la cual sin embargo no era absolutamente homogénea ya que reconocía importantes fracturas internas en términos de acumulación de capital político y económico. Así, se dividía en tres sectores, que tenían importantes contradicciones y tensiones entre si: a) los políticos y funcionarios coloniales, quienes hegemonizaban el poder político de la Isla y la administraban en nombre y representación de la corona francesa, b) los llamados grand blancs, adinerados comerciantes y terratenientes, dueños de la mayoría de las plantaciones y esclavos de la isla, económicamente muy poderosos pero excluidos de la administración pública y c) los petit blancs, blancos pobres, artesanos, marineros, soldados, empleados y malvivientes, cuyo único capital social era el color de su piel. Segregados por las leyes coloniales, fuertemente racistas, se encontraba otro sector social relevante, los llamados affranchis, mulatos y negros libertos, que paradójicamente, aunque eran víctimas de la exclusión política /social /cultural de la casta dominante, eran también amos esclavistas y poseían un porcentaje relevante de las plantaciones de la Isla. El último escalón en el orden social lo ocupaban, por supuesto, los desheredados de la tierra: aproximadamente 150.000 esclavos que habitaban la Isla.[2] Con un pequeño porcentaje de criollos, la población cautiva se conformaba en su mayoría de bozales, o sea africanos, que eran originariamente libres y habían sido arrancados violentamente de su tierra para trabajar forzadamente en la colonia. Humillados, vilipendiados y degradados permanentemente por sus amos, los esclavos debían cultivar las tierras en las plantaciones y acatar las órdenes de estos como si fuera la voluntad divina. De hecho, aunque existía un cuerpo normativo que regulaba la institución esclavista, el infame Código Negro (instaurado por Luís XIV en 1865), la voluntad de los amos era la única ley en las recónditas plantaciones de la Isla y ésta se aplicaba casi siempre de manera brutal y violenta. Tortura y represión corporal, no eran, sin embargo, las únicas manera de controlar a los cautivos, también apelaban los amos a la aculturación religiosa e ideológica para domesticarlos e imponerles su sometimiento racial, como algo natural, destinado por Dios. Muchos, especialmente entre los criollos domésticos, agachaban la cabeza y obedecían a sus señores, sin embargo la mayoría resistía al sometimiento, de las más diversas maneras. Esta lucha contra la esclavitud solía adquirir el carácter de pequeño cimarronaje, o sea una resistencia cotidiana e individual, que iba desde fugas momentáneas de las plantaciones, envenenamientos de amos, hasta el aborto propiciado por las madres cautivas para evitar el calvario de la esclavitud a sus propios hijos. Sin embargo periódicamente, la lucha adquiría un carácter explosivo, el del gran cimarronaje, que implicaba la fuga masiva de esclavos y la conformación de comunidades rebeldes en las zonas selváticas y montañosas de la isla, las cuales buscaban aislarse y reproducir el estilo de vida de su tierra natal. Estas comunidades, mantenían una constante posición beligerante frente a la casta dominante y representaban un peligro para los amos, ya que eran el vivo ejemplo de que valía la pena apostarlo todo para luchar por la libertad. Sin embargo, éstas no eran las únicas formas de batallar contra el sistema, había otras, muy relevantes, que ponían en jaque la cosmovisión hegemónica de la casta dominante, la contra-cultura de los esclavos, conformada principalmente por el Vodu y el Cróele. De origen sincrético, ambas expresiones culturales les otorgaba una fuerte identidad a los cautivos (que en general provenían de diferentes etnias africanas) y les permitía vehiculizar sus anhelos de libertad, rompiendo con la lógica objetivizante de la esclavitud y convirtiéndolos en sujetos artífices de su propio destino. El Vodu y el cimarronaje sin duda eran elementos sumamente subversivos y cuando ellos se mezclaban, generaban un coctel altamente explosivo, cosa que sucedió, para terror de los amos, a mediados de la década del 1750, en un intento de rebelión de esclavos liderada por François Makandal. Juan Francisco Martínez Peria Invest. CCC -------------------------------------------------------------------------------- [1] Alejo Carpentier ,”El reino de este mundo” ,Alianza Editorial , Madrid,reimpresion 2007. [2] Sobre la estructura social de la Isla , Vease Laurent Dubois “Avengers of the New World” Harvard Press , Boston , 2004 ,pg 19 y Laurent Dubois , John D Garrigus , “Slave Revolution in the Caribbean 1789-1804” Ed.Bedford/St Martin , Boston , 2006 , pgs 15,16 TOMADO DE: http://www.centrocultural.coop/blogs/nuestramericanos/2009/09/20/ma...




MAKANDAL:El profeta de la libertad II Poco se sabe de los orígenes de este legendario personaje, pero algunas fuentes aseguran que nació en Guinea, en el seno de una familia tradicional, que le dio desde pequeño una importante formación religiosa musulmana e intelectual. Como muchos africanos, siendo muy joven, François Makandal, fue apresado en un guerra fraticida, y vendido por sus enemigos tribales a los “civilizados” hombres blancos que se dedicaban al negocio de la trata negrera. Luego de sufrir el periplo trasatlántico, arribo a Saint Domingue donde nuevamente fue vendido a un acaudalado terrateniente del norte y puesto a trabajar como esclavo en una de las plantaciones más importantes de la colonia. Al igual que el resto de los cautivos, vivió en carne propia las crueldades del sistema esclavista, padeciendo las permanentes torturas de los señores y llegando a sufrir la amputación del antebrazo en un accidente laboral. Aproximadamente para el año 1750, harto de humillaciones y luego de pelearse con su amo, Makandal se dio a la fuga, comenzando así, su larga y revoltosa trayectoria como cimarrón en las regiones selváticas de la Isla.[1] Lejos de optar por una vida apacible y de buscar reconstruir en la colonia el tradicional mundo africano como habían intentado otros cimarrones, Mackandal inició la conformación de un movimiento clandestino, cuyo objetivo ultimo y global, era derrocar el poder de la casta dominante y terminar con la esclavitud en la Isla.[2] En poco tiempo, gracias a sus dotes de líder, como eximio orador, valiente luchador y profeta religioso vodu, Makandal junto a sus lugartenientes Mayombé y Teysselo logró dar vida a una vasta comunidad cimarrona y a una red secreta que fue creciendo en numero y abarcando amplias zonas de la región norte de la Isla. A su vez, debido a los conocimientos del líder en el uso de yerbas medicinales, el movimiento adopto como metodología de lucha, para socavar el poder colonial, el envenenamiento sistemático de los amos. Como señala Carolyn Fick, lo mas interesante del movimiento rebelde liderado por Makandal es que representó, un importante giro en la historia de la resistencia de los esclavos en Saint Domingue y un avance cualitativo en la conciencia de lucha de estos sectores. Así, en su opinión, la originalidad de éste radicó en su novedosa ideología y práctica política, ya que, a diferencia de sus predecesores, no buscó conformar una comunidad libre, tradicional y afrocentrada como alternativa resistente a la esclavitud, sino que articulando los elementos sincréticos contra-culturales del vodu, del cimarronaje y la resistencia cotidiana de los esclavos en las plantaciones, se propuso la destrucción total y absoluta del sistema esclavista y de la casta dominante[3]. En sus discursos frente a los esclavos y fugitivos, Makandal, “jugando” con tres pañuelos: uno amarrillo, otro blanco y negro, solía explicar con claridad pedagógica su proyecto político. Moreau de Saint Mery nos relata la escena. “He aquí –dijo- (mostrando el pañuelo amarillo) los primeros habitantes de Saint Domingue eran amarillos. He aquí los habitantes actuales y enseño el pañuelo blanco. He aquí, en fin, los que serán dueños de la Isla; era, el pañuelo negro”[4] Makandal apostaba de esta manera a un proyecto emancipatorio universal y revolucionario (frente al anterior cimarrón/resistente/restauracionista), que redefiniera radicalmente el paisaje social político y económico de la colonia, su metodología era el veneno y hasta había planeado contaminar las fuentes de agua de Moreau de Saint Mery, para alcanzar su objetivo. El movimiento operó activamente aproximadamente desde 1752 hasta 1758, año en el que fue finalmente desarticulado. El número de integrantes superaba ampliamente el centenar, y entre ellos se encontraban cimarrones, esclavos de las plantaciones, domésticos y hasta negros libertos, en una rica y compleja alianza que permitía aunar esfuerzos, aprovechar las fisuras del sistema esclavista y golpear a los amos allí donde menos se los esperaban, en sus propios hogares. Los primeros años fueron de organización y las acciones individuales pasaron desapercibidas, pero con el correr del tiempo estas fueron incrementando y generalizándose, por toda la colonia, hasta que la casta dominante, empezó a notar que algo no andaba bien, que no era común la repentina plaga de envenenamientos. Los años 1757 y 1758, fueron los más trágicos para los blancos, con fuertes brotes mortales en ciudades claves como Port au Prince, le Cape Français y Fort Dauphin, propiciando un terror generalizado entre los amos y las autoridades coloniales, quienes, aunque apresaban, torturaban y ejecutaban a sus esclavos sospechosos, no lograban asestar el golpe definitivo que diera muerte a la hidra de mil cabezas, que desde las tinieblas los acosaba[5]. Justamente, el terror, era uno de los objetivos claves del movimiento de Makandal, una de las herramientas principales de los cautivos, la posibilidad de demostrarles a los blancos, que a pesar de creerse amos y señores de la Isla, su poder era endeble y en última instancia se apoyaba, en un terreno fangoso, la aceptación pasiva de los esclavos. Una vez rota ésta, todo era posible, los amos vivían rodeados de enemigos y en los años 1757-1578, como nunca antes, éstos tuvieron clara conciencia del peligro real que eso significaba. A pesar de ello, como ya adelantamos el movimiento rebelde finalmente fracasó. El cimarrón, fue apresado en 1757, cuando bailaba en una calinda con sus hermanos y de ahí en más siguieron una serie de arrestos que con el tiempo lograron desarticular y dar por tierra con la organización clandestina que asolaba la Isla. Makandal, en un primer momento, logró romper las cadenas que nuevamente lo aprisionaban y consiguió escapar a la selva sin embargo su suerte ya estaba echada y luego de una intensa búsqueda policial fue recapturado y ahora si, condenado a pagar sus pecados en la hoguera. Pero Makandal, el místico, se resistía a morir, él mismo les había dicho infinidades de veces a sus seguidores que era inmortal, que los blancos nunca podrían apresarlo y que de hacerlo, reviviría metamorfoseado en un animal mágico que continuaría eternamente la lucha hasta conseguir la definitiva libertad de los esclavos. Así el 20 de enero de 1758, el día de su ejecución ocurrió un hecho legendario que dejó atónitos a los blancos y cautivos, que habían sido convocados, para presenciar la ejemplar muerte del indómito cimarrón. Al prenderse la hoguera, este, estalló en furia, rompió las sogas y con un alarido se abalanzó sobre el público blanco. Cundió el pánico, pero finalmente el control fue restablecido y él condenado quemado vivo. Muerto al fin, habrán pensado los amos. Para los cautivos, la historia fue muy distinta, Makandal, con su última demostración de lucha, se había metamorfoseado, convertido, en un mártir inmortal, el cimarrón eterno, que con su coraje y su fe religiosa había sembrado los gérmenes de la libertad. Semillas que terminarían de brotar el 22 de Agosto de 1791, cuando miles de esclavos decidieron seguir su ejemplo y emprender el camino definitivo hacia la emancipación universal.[6] Juan Francisco Martínez Peria Invest. CCC -------------------------------------------------------------------------------- [1] Carolyn Fick , The Making of Haití , Ed University of Teneasse Press, Knoxville , 2006 ,pg 60 , José Luciano Franco , “Historia de la Revolución de Haití” ,Editora Nacional , Santo Domingo , pg 170 , CLR James , “The Black Jacobins” , Ed Vintage ,New York , 1989 ,pg 20 ,Laurent Dubois , op cit , pgs 51,52. [2] Carolyn Fick, op cit , pgs 61,62 , José Luciano Franco , op cit ,pg 171 ,CLR James ,op cit ,pg 20 [3] Carolyn Fick ,op cit , pg 61 ,62. [4] Moreau de Saint Mery citado por Jose L.Franco , op cit , pg 171. [5] Carolyn Fick , op cit , pgs 63-71 [6] Jose L .Franco , op cit pg 172 TOMADO DE: http://www.centrocultural.coop/blogs/nuestramericanos/2009/09/27/ma...

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